DECÁLOGO PARA MANTENERSE
EN FORMA
Texto aportado por el Padre Ignacio Prado, S.M.
SIN
DEJAR DE COMER
1.- Cada día,
cuando suene el despertador, respira profundamente, sonríe con ganas y date un
aplauso
. Eres una
persona privilegiada. Estás vivo. Él tiempo se te regala a cambio de nada.
Tienes por delante la posibilidad de ser feliz. El tiempo no es una condena, es
la posibilidad del amor, del gozo, de la felicidad. No lo conviertas en un
barbecho estéril. Generalmente es una cuestión que sólo depende de ti. Date una
oportunidad.
2.- Mírate al
espejo y ríete un poco de ti mismo
. Verás que tienes el corazón despeinado, la ilusión
legañosa y la generosidad en pleno bostezo. Date una buena ducha de optimismo y
verás qué bien te sientes. Hay muchos que sólo se duchan por fuera, y, claro,
huelen. El mejor secreto contra la vejez es aplicarse alguna crema que
mantenga tersos tus ideales. Te ofrezco uná marca: la utopía.
3. Conecta tu
móvil y llama. Dios
te escucha. Siempre tendrás cobertura. Reza saboreando despacio tus
sentimientos. ¡Cómo se esponja el corazón cuando uno se descubre amado de Dios!
¡Saltarás de gozo como un cervatillo! Te quedará un cuerpo "Danone" dispuesto a
devorar el día y repartirás alegría incluso a quien no te la pide. Recuerda: de
mañana y a última hora del día tienes tarifa reducida. Aprovecha y
llama.
4.
Mantén la línea de tu libertad. Controla la dosis de fútbol, de ruidos, de tele y de
alcohol. De lo contrario perderás en la primera esquina la ingenuidad. Pasarás
de ser un fan a ser un fanático, antes de que puedas darte cuenta. Si te viene
la tentación cómprate un libro, es lo que más se parece a libre. Cuídate y
recuerda el verso del poeta "Érase un hombre a un televisor
pegado...".
5. Sonríe
siempre, sonríe. La
sonrisa es tu arruga más bella y te mantiene joven. Cada vez que sonríes abres
mil puertas cerradas y pones nombre a la gente que pasa. No hay dinero capaz de
comprar una sonrisa auténtica y, sin embargo, brota espontánea cuando es
gratuita. Sé tú así, como una sonrisa, porque tampoco tú tienes
precio.
6.- Haz ejercicios
diariamente
. Practica
el perdón, la tolerancia, el respeto, la sensibilidad, el cariño... y tendrás un
espíritu "cachas". Y así, cada noche, en esta competición que llaman
vida, ganarás el trofeo más preciado: la paz interior y el gozo de
encontrar el sentido de vivir debajo de la almohada. No te preocupes, hay
trofeos para todos. Mañana más.
7.-
Abre
tu agenda y anota: reservado para mí. Fíjate bien, lo tienes todo ocupado: trabajo, amigos,
tolevisión, clases, salir entrar, visita cultural... ¿Y tú? ¿No eres importante
para dedicarte un ratito? Sí hombre. Cancela algún compromiso y siéntate
contigo. Háblate mirándote a los ojos. Tienes que decirte muchas cosas. Hace ya
mucho tiempo que no te ves de verdad. Eres tu mejor amigo. Confía en ti mismo y
cuéntate todas tus preocupaciones. Saldrás aliviado. Los amigos están para
eso.
8.-
Practica el refrán: 'El que reparte se queda con la mejor parte'. No falla. Una mano abierta a los
otros puede ser caricia, consuelo, saludo, ayuda... Una mano cerrada es siempre
amenaza, puñetazo, distancia, desconfianza ... etc. Quien comparte su vida
dispone siempre de un cheque en blanco para el amor. Hazlo y verás cómo sube tu
saldo cada día. Los que viven para su cuenta corriente son sólo eso:
corrientes.
9.-
Consume productos sin código de barras. No cumplen la normativa vigente, es verdad, pero son los
de siempre y llevan garantía. Además de ser naturales no tienen fecha de
caducidad y son cien por cien ecológicos: justicia, solidaridad, tolerancia,
derechos humanos, libertad. Es decir, "civilización del amor?'. Tienen la
ventaja, además de que podemos cultivarlos en nuestra propia casa y no pagan
impuestos. Se trata de llevar una vida saludable.
10.-
Hazte un seguro de vida. "El que quiera ganar su vida la perderá pero el que
pierda su vida por mí la ganará para siempre » (Lc. 9, 24) En principio te
saldrá un poco caro porque te exigirá una alta inversi6n, pero luego recogerás
beneficios abundantes. Hay otros seguros más baratos, pero ya no son tan
seguros. Tu póliza se llama Evangelio. No admite rebajas. Si te apuntas te
juegas la vida. Seguro.
Texto aportado por el Padre Ignacio Prado, S.M.
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